jueves, 7 de abril de 2011

De cómo surgió la idea del relato "Los 4 fantásticos"

 Citas y reuniones


Sucede con no poca frecuencia que un elemento extraño se cuela por entre las rendijas de nuestra realidad cotidiana y actúa como detonante de una idea o de una historia.

Éste es el caso de Obaysch, el primer hipopótamo que los europeos pudieron observar en vivo y en directo –desde los tiempos de la Roma Imperial- gracias a los tejemanejes de algunos personajillos históricos que llevaron las carnes del bendito animal hasta el zoo de Londres, para disfrute de la parroquia. Estoy hablando del año 1850.

Una imagen de Obaysch, rescatada del olvido por una exposición fotográfica retrospectiva, dormitando junto a un lago artificial, en una plenitud que se me antojó fuera del tiempo, se plantó un buen día delante de mi vista y disputó con mi sentido común hasta conseguir abrirse paso entre el bosque enredado de mis historias.

Por supuesto, Los 4 fantásticos –como todos intuirán por el título- se aleja mucho de este hipopótamo tranquilo y bonachón que duerme en blanco y negro en las orillas del tiempo.

Pero gracias a él, llegó todo lo demás, y es justo que su nombre aparezca el primero en los créditos.

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